COLEGIO ADVENTISTA COPIAPÓ


Nosotros

NUESTRA VISION

“Nuestro colegio ideal, es aquel donde todo el programa escolar y peri escolar refleje la cosmovisión y los principios de las sagradas escrituras. Que los alumnos acepten a cristo como su Salvador, consagrándole la vida sin reservas y cultiven la amistad diaria con él.

Que los alumnos sean capaces de ver a los demás como seres importantes; que establezcan relaciones humanas satisfactorias y placenteras y mantengan general de respeto.

La formación de los niños y jóvenes es un proceso cooperativo, entonces aspiramos que los padres, el hogar, los educadores del colegio y los miembros de la comunidad religiosa trabajen mancomunadamente en este proceso formativo. Y que la juventud sea considerada como un valioso tesoro que Dios ha confiado en nuestras manos"

 

NUESTRA MISION  

 

“Educar a los alumnos, creando las condiciones para lograr el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales. Preparando al estudiante a través de la internalización de los valores como el respeto, alegría, autenticidad y disponibilidad. Dar amor a los demás para que acepten a Cristo como su salvador personal, y hagan suyo el gozo de servir a este mundo, proclamando el evangelio, y el gozo superior proporcionado por un servicio mas amplio en el mundo venidero”.


Una Obra Intransferible



Padres, lleváis responsabilidades que nadie puede llevar por vosotros. Mientras viváis seréis responsables ante Dios por manteneros en su camino. . . . Los padres que hacen de la Palabra de Dios su guía, y que comprenden cuánto dependen de ellos sus hijos para la formación de su carácter, les darán un ejemplo que les resultará seguro seguir. (Nota: Carta 356, 1907.*)

Los padres y las madres son responsables de la salud, la constitución y el desarrollo del carácter de sus hijos. A nadie más debe confiarse la tarea de atender a esta obra. Al llegar a ser padres, os incumbe cooperar con el Señor en cuanto a educar a vuestros hijos en los principios sanos. (Nota: Manuscrito 126, 1897.*)

¡Cuán triste es que muchos padres hayan desechado la responsabilidad que Dios les dio con respecto a sus hijos, y quieran que personas extrañas la lleven en su lugar! Convienen en que otros trabajen en favor de sus hijos y los alivien de toda carga al respecto. (Nota: Review and Herald, 25 de octubre, 1892.*)

Muchos que ahora lamentan el extravío de sus hijos no pueden culpar de él a otros que a sí mismos. Consulten su Biblia los tales y vean lo que Dios les ordena como padres y guardianes. Asuman los deberes que descuidaron durante tanto tiempo. Necesitan humillarse y arrepentirse delante de Dios por no haber seguido sus indicaciones en la educación de sus hijos. Necesitan cambiar su propia conducta y seguir la Biblia estricta y cuidadosamente como su guía y consejera. (Nota: Manuscrito 57, 1897.*)

¡Ojalá que los jóvenes  y los niños entregasen su corazón a Cristo! ¡Qué ejército se suscitaría para conquistar a otros y ponerlos de parte de la justicia! Pero los padres no deben dejar que la iglesia sola haga esta obra. (Nota: Signs of the Times, 13 de agosto, 1896.*)

Imponéis grandes responsabilidades al predicador y le hacéis responsable de las almas de vuestros hijos, pero no sentís vuestra propia responsabilidad como padres e instructores. . . . Vuestros hijos e hijas se corrompen por vuestro ejemplo y preceptos relajados; y no obstante esta falta de preparación doméstica, esperáis que el ministro contrarreste vuestra obra diaria y cumpla la admirable hazaña de educar sus corazones y sus vidas en la virtud y la piedad. Después que el predicador ha hecho todo lo que puede para la iglesia mediante amonestación fiel y piadosa, disciplina paciente y ferviente oración para rescatar y salvar el alma, y no tiene, sin embargo, éxito, los padres y las madres con frecuencia le echan la culpa de que sus hijos no se conviertan, cuando puede deberse a su propia negligencia.

La carga incumbe a los padres; ¿asumirán ellos la obra que Dios les ha confiado y la harán con fidelidad? ¿Avanzarán ellos y subirán, trabajando de una manera humilde, paciente y perseverante, para alcanzar ellos mismos la exaltada norma y llevar a sus hijos consigo? (Nota: Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 197.*)

¿No están acaso muchos padres poniendo sus responsabilidades en manos ajenas? ¿No piensan muchos de ellos que el ministro debe asumir la carga y procurar que sus hijos se conviertan y que el sello de Dios sea puesto sobre ellos? (Nota: Review and Herald, 21 de mayo, 1895.*)

Es privilegio de ellos [los padres] ayudar a sus hijos a obtener el conocimiento que puede llevarlos con ellos a la vida futura. Pero por alguna razón desagrada a muchos padres el tener que dar instrucción religiosa a sus hijos. Les dejan obtener en la escuela sabática el conocimiento que ellos debieran comunicarles 168 acerca de su responsabilidad para con Dios. Los tales padres necesitan comprender que Dios desea verlos educar, disciplinar y preparar a sus hijos recordándoles siempre el hecho de que están formando su carácter para la vida presente y para la venidera. (Nota: Review and Herald, 6 de junio, 1899.*)

No dependáis de los maestros de la escuela sabática para que sea hecha vuestra obra de enseñar a vuestros hijos el camino por donde deben andar. La escuela sabática es una gran bendición; puede ayudaros en vuestra obra, pero nunca podrá reemplazaros. Dios encargó a todos los padres y madres la responsabilidad de llevar a sus hijos a Jesús y de enseñarles a orar y a creer en la Palabra de Dios. En la educación de vuestros hijos no pongáis a un lado las grandes verdades de la Biblia, suponiendo que la escuela sabática y el ministro harán la obra que descuidéis. La Biblia no es demasiado sagrada ni sublime para que se la abra diariamente y estudie diligentemente. Las verdades de la Palabra de Dios deben ser relacionadas con las supuestas cosas pequeñas de la vida. Si se las considera debidamente iluminarán la vida común supliendo motivos para obedecer y principios para la formación de un carácter recto.169 (Nota: Manuscrito 5, 1896.*)


 



PADRES

Padres y madres, . . . enseñad a vuestros hijos que deben subordinarse a la ley. No les permitáis pensar que porque son niños, tienen el privilegio de hacer todo el ruido que les plazca en el hogar. Deben establecerse normas sabias y ponerse en vigencia para que la belleza de la vida del hogar no sea malograda (Signs of the Times, 25-9-1901)

 


 

En la escuela del hogar se les debe enseñar a los niños a cumplir con los deberes prácticos de la vida diaria. Mientras aún son jóvenes, la madre debe darles algunas tareas sencillas que hacer cada día. Necesitará más tiempo para enseñárselas que para hacerlas ella misma; pero recuerde que debe poner el fundamento de la utilidad en el edificio de su carácter.

Conducción del niño)


EL VALOR DE LA DISCIPLINA ESCOLAR

El carácter desenfrenado y temerario de muchos jóvenes de esta época del mundo causa pena. Si los jóvenes pudiesen ver que, al cumplir con las leyes y reglamentos de nuestras instituciones, no están haciendo sino algo que mejorará su posición en la sociedad, elevará su carácter, ennoblecerá su mente y acrecentará su felicidad, no se rebelarían contra las reglas justas y los requisitos sanos, ni se dedicarían a crear sospechas y prejuicios contra estas instituciones. (Mente, carácter y personalidad. Elena G. White)


EDUCACIÓN CRISTIANA

 

El gran propósito de toda la educación y disciplina de la vida, es volver al hombre a la armonía con Dios; elevar y ennoblecer de tal manera su naturaleza moral, que pueda volver a reflejar la imagen de su Creador.

Consejo para los Maestros Padres y Alumnos. Elena de White


 LA EDIFICACIÓN DEL CARÁCTER

"CUALQUIERA, pues, que me oye estas palabras -dijo Cristo-, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina" (Mat. 7: 24-27).

Consejo para los Maestros Padres y Alumnos. Elena de White


Los padres y maestros que se jactan de tener completo dominio de la mente y voluntad de los niños que están bajo su cuidado, dejarían de jactarse si pudiesen ver la vida futura de los así puestos en sujeción por la fuerza o el temor. Están casi completamente sin preparación para participar en las severas responsabilidades de la vida. Cuando estos jóvenes ya no estén bajo sus padres y maestros, y se vean obligados a pensar y a actuar por sí mismos, es casi seguro que seguirán un curso erróneo, y cederán al poder de la tentación. No tendrán éxito en esta vida, y las mismas deficiencias se verán en su vida religiosa.

Si los instructores de los niños y jóvenes pudiesen ver delante de sí el resultado futuro de su disciplina errónea, cambiarían su plan de educación. . .